Los frenos son, sin duda, el sistema de seguridad más crítico de tu vehículo. Ignorar su mantenimiento puede tener consecuencias graves, no solo para tu seguridad, sino también para la de tus acompañantes y otros conductores. Conocer las señales de alerta y saber cuándo es el momento de llevar tu coche al taller es fundamental. Aquí te explicamos lo que debes saber sobre los discos, pastillas, líquido de frenos y el purgado.
Las pastillas de freno son los componentes que, al ser presionados por el caliper, friccionan contra los discos para detener el movimiento de las ruedas. Son las primeras en desgastarse debido al constante rozamiento.
Señales de alerta de pastillas desgastadas:
Chirridos o rechinidos agudos: Muchas pastillas modernas incluyen un indicador metálico que produce un sonido chirriante cuando el material de fricción está a punto de agotarse. Si escuchas esto, es una señal clara para revisarlas.
Ruido de roce metálico: Si los chirridos han pasado desapercibidos y empiezas a escuchar un sonido de metal contra metal, significa que las pastillas están completamente desgastadas y el soporte metálico está rozando directamente con el disco. Esto puede dañar gravemente los discos de freno.
Vibración en el pedal: Una vibración o pulsación en el pedal de freno al pisarlo puede indicar pastillas desgastadas de forma irregular o discos deformados.
Mayor distancia de frenado: Si sientes que el coche tarda más en detenerse o necesitas pisar el pedal con más fuerza de lo habitual, es probable que las pastillas hayan perdido eficacia.
Luz de advertencia en el tablero: Algunos vehículos modernos tienen un sensor que enciende una luz de advertencia en el panel de instrumentos cuando las pastillas alcanzan su límite de desgaste.
¿Cuándo acudir al taller por pastillas?
Generalmente, se recomienda revisar las pastillas de freno cada 15,000 a 20,000 kilómetros, aunque su duración puede variar mucho según el estilo de conducción y el tipo de vehículo. Ante cualquiera de las señales mencionadas, no dudes en acudir al taller de inmediato.
Los discos de freno son elementos metálicos circulares sobre los cuales las pastillas ejercen presión para detener el vehículo. Son robustos, pero también se desgastan y pueden deformarse con el tiempo y el uso intensivo.
Señales de alerta de discos con problemas:
Vibración o pulsación en el pedal de freno y/o volante: La señal más común de discos deformados (alabeados) es una vibración notoria que se siente en el pedal de freno o incluso en el volante al frenar. Esto ocurre cuando la superficie del disco no es completamente plana.
Surcos o ranuras visibles: Si al inspeccionar los discos ves ranuras profundas o surcos pronunciados, indica un desgaste excesivo o que han sido dañados por pastillas desgastadas.
Cambio de color: Un color azulado o morado en la superficie del disco puede ser señal de sobrecalentamiento, lo que puede reducir su eficacia y aumentar el riesgo de deformación.
Ruido de fricción constante: Si escuchas un roce o zumbido incluso cuando no estás frenando, podría indicar que los discos están en mal estado o que el sistema de frenos tiene algún otro problema.
¿Cuándo acudir al taller por discos?
Los discos de freno suelen durar más que las pastillas, a menudo se cambian cada dos juegos de pastillas o cada 50,000 a 80,000 kilómetros, dependiendo de las condiciones. Sin embargo, si experimentas vibraciones o ves un desgaste significativo, es crucial revisarlos. En algunos casos, los discos pueden ser rectificados (pulidos) para restaurar su superficie, pero si el desgaste es excesivo, deberán ser reemplazados.
El líquido de frenos es un fluido hidráulico que transmite la presión desde el pedal de freno hasta los calipers, haciendo que las pastillas presionen los discos. Es un componente que a menudo se olvida, pero su buen estado es tan crítico como el de las pastillas y discos.
Problemas del líquido de frenos:
Absorción de humedad: El líquido de frenos es higroscópico, lo que significa que absorbe humedad del ambiente con el tiempo. La presencia de agua reduce su punto de ebullición. Si el líquido hierve, se forman burbujas de vapor que son compresibles, lo que resulta en una pérdida de presión y una sensación de "pedal esponjoso" o que se va hasta el fondo (conocido como vapor lock).
Contaminación: Con el tiempo, el líquido puede contaminarse con partículas de goma del sistema o corrosión.
Señales de alerta de líquido de frenos en mal estado:
Pedal esponjoso o blando: Si sientes que el pedal de freno se siente suave, esponjoso o se hunde más de lo normal, podría ser un indicio de aire en el sistema o líquido de frenos degradado.
Disminución de la eficacia de frenado: Un líquido de frenos viejo o contaminado no transmitirá la presión de manera eficiente, lo que se traduce en una menor capacidad de frenado.
Luz de advertencia del nivel de líquido de frenos: Si el nivel de líquido de frenos baja, una luz en el tablero puede encenderse. Esto puede indicar una fuga o simplemente un desgaste excesivo de las pastillas (ya que el nivel baja a medida que las pastillas se desgastan).
El Purgado del Sistema de Frenos:
El purgado es el proceso de eliminar el aire y el líquido de frenos viejo o contaminado del sistema. Se realiza abriendo unas válvulas en los calipers o cilindros de rueda mientras se presiona el pedal de freno, permitiendo que el aire y el líquido viejo salgan y sean reemplazados por líquido nuevo.
¿Cuándo purgar y/o cambiar el líquido de frenos?
Generalmente, se recomienda cambiar el líquido de frenos cada dos años o cada 40,000 a 60,000 kilómetros, independientemente de si se presentan problemas. Esto se debe a que su capacidad de absorber humedad y degradarse con el tiempo es inevitable. Si se ha abierto el sistema de frenos por alguna reparación (por ejemplo, cambio de un caliper o una línea de freno), el purgado es indispensable para eliminar cualquier aire que haya ingresado.
Prestar atención a las señales que te da tu coche es crucial para mantener tu seguridad y la de los demás en la carretera. Un sistema de frenos en óptimas condiciones no solo te permite detenerte a tiempo en una emergencia, sino que también contribuye a una conducción más confortable y segura. Si detectas alguna de las señales de alerta mencionadas, no pospongas la visita al taller. Un mantenimiento preventivo y a tiempo de tus frenos puede hacer la diferencia.